sábado, 28 de abril de 2018

EL JINETE DE LA TORMENTA por Darío Lozano




De regalo (y sin permiso del autor ni del editor) el capítulo inicial:


LA MUERTE

-¿Qué estás escribiendo? -preguntó mi amigo.
-Sobre la muerte, escribo sobre la muerte. ¿De que´voy a escribir si no? -contesté


Parte legible de un documento quemado,
escrito a máquina, apilado entre otros
documentos en el estante de la habitación
217 del geriátrico Una Nueva Vida.
Habitación a nombre de Antonio Severo.

Quien abra la primera página en la librería antes de comprar un libro, como se suele hacer, y pretenda leer su primera frase, esa que suele enganchar, se encontrará esto. Primera frase, primer capítulo. 

He de reconocer que yo no hice ésto. A mi me atrapó a través de otra persona, a través de unos comentarios, por varias sincronicidades, aunque sinceramente, estoy convencida de que ha sido el Destino el que me llevó a él.

El Destino es el capítulo 1 del libro, que no voy a transcribir, no te preocupes Darío, no voy a desvelar el Destino. Evidentemente es uno de los temas que se inmiscuye en todas las historias de una forma u otra. 

Tenemos la muerte y tenemos el Destino. Vaya, diréis, eso está claro, al final todos morimos. Pues si y no, si o no, tal vez algunos están muertos ya mientras viven, eso también lo sabemos, todos hemos sentido en alguna ocasión esa sensación de no aprovechar la vida, de que se nos escurre el tiempo y no hemos vivido lo intensamente que nos gustaría, cosas así, pero tampoco es eso, es otra cosa.

Podría hablar de los personajes, del narrador, de esos cambios de registro en los que de repente, pasas de estar pasando "un buen rato" (ya sabemos que el humor también sirve de coraza, como bien incluye en la primera página Darío, como cita de Camilo José Cela) a sentir un dolor profundo, a llorar, a ilusionarnos de nuevo y volver a repetir. Así que el escritor nos conduce a través de Víctor, por un zig zag de vivencias y emociones que nos descolocan para colocarnos de nuevo en otro lugar. 

Víctor nos cuenta la historia, pero también la vive. 

Los otros dos protagonistas, secundarios, diría yo, el gran Ricardo Espaldier o Esteban Buonote o .... y Erika, son los que conforman la vida de Víctor. Los que le dan algo por lo que merezca la pena seguir, porque su vida es muy corriente, demasiado, además de que suele ser el que se queda al margen y paga el pato. Con deseos frustrados, en la maleta, guardados, sin ver el mundo. Con su matrimonio deshecho (si es que alguna vez estuvo hecho). Solo y ya entrando en un tramo de la vida en el que cada vez se siente más cercano el dichoso fin. 

Víctor adora a Ricardo Espaldier, tiene todos sus libros, es un lector empedernido, y aunque le gusta leer en general, tiene una pasión especial por Ricardo Espaldier, que es un escritor de incógnito, que nadie conoce, del que más tarde descubriremos su historia. Y cuando lo conoce (quien no ha sentido alguna vez eso, cuando ha conocido a su escritor preferido, quien lo probó lo sabe) accede a todas sus propuestas, por descabelladas que parecen o son. Y se mete en algún que otro lío. Bromas del destino, podríamos decir. El mismo que trajo a Ricardo a hospedarse en el hotel donde trabaja Víctor.

Erika es otra historia, porque es la historia de Ricardo Espaldier, que se hace amigo de Víctor (no hay nada como tener a tu escritor favorito como amigo) y a través de él digamos que Víctor la conoce. No personalmente, al menos por ahora.

Para mí Víctor es el personaje principal. Es el narrador. Que cuenta su historia en primera persona. Y la de Ricardo y Erika en tercera, como si la transcribiera después de haberla escuchado y ahora nos la lanzara a nosotros para que comprendiéramos el por qué de todo.

Y lo vamos comprendiendo mientras lo vivimos. Porque Víctor sabe cómo contarnos la historia para que no nos quedemos en la superficie. La historia es importante, claro, lo que nos cuenta, pero el cómo lo hace es casi más importante. Sólo así, con el cómo, logra sumergirnos en todo el qué. Y cuando llora, yo lloro, lloramos. Y cuando ríe, río, reímos. Y cuando me abraza, lo abrazo, nos abrazamos. Así todo el rato.

Y entretanto nos va soltando referencias a otros libros. Y es que, tanto Víctor como Ricardo como Erika (no se escapa ni uno) son lectores compulsivos y así nos lo muestran, nos enseñan esa pasión, y los que la tenemos, nos deleitamos de tal manera, que nos vemos reflejados en un espejo. 

Mientras, las coincidencias se van sucediendo y van colocando cada cosa en su sitio. Hasta el jinete de tormenta. Coincidencias... sí claro, no te jode. El Destino. Yo que sé. Me pones una coca cola por favor?

Es uno de los libros que más he disfrutado últimamente.

Libro debut de Darío Lozano, al que felicito por entrar así, tan fuerte, a la zona pública. Y que seguro tiene mucho éxito con este libro y con los siguientes que sucedan a este.

Enlaces a otros sitios que hablan sobre el jinete de la tormenta o su autor: