domingo, 28 de mayo de 2017

Barrio de Maravillas















Su forma de escribir, saltos en la conciencia, entre conversaciones, divagaciones de la mente, contradicciones, vivencias, cosas de la vida, de la vida de entonces, en un barrio madrileño, con sus olores, sus sabores, lo que se puede ver, y lo que no, vuelve la conciencia a interpretar aquello que hay, o que parece haber, y se discute, en esos diálogos que a veces son sencillos, pero otras, otras veces son profundos, demasiado, o no, ¿qué es demasiado? ¿qué es profundo? Cuestionarse todo lo que ocurre, por qué ocurre, qué entiendes por la vida y por la muerte, por el amor, por la música, por el teatro, el arte, una cabeza de venus, no, es una cabeza humana, algo antropológico, no mítico, algo palpable, y los carreños, el carnaval, y esa conciencia constante, como un monólogo interior que surge entre esas conversaciones, descripciones de ese barrio, sensaciones que nos llegan a través de los cinco sentidos, unos más, otros menos, pero lo sientes a través de las palabras que te transportan allí, a Madrid, a una época concreta, o no tan concreta, muchas cosas siguen pasando ahora, ahora que ese barrio ha tomado otro nombre y de Maravillas se ha convertido en Malasaña, pero si Isabel estuviera por allí, y Elena, un poco más hipster quizá, pero por muy modernos, alternativos, que sean ahora en Malasaña o en cualquier otro barrio o ciudad, el resquemor, esa introspección, esas dudas, esos diálogos con nosotros mismos que nos interrumpen en cualquier lugar, que se cruzan en cualquier conversación, y dialogan en silencio al mismo tiempo que escuchas opiniones, sucesos, críticas, y te da igual porque lo que tú sientes es lo que sientes, y como lo sientes, y al final es lo que importa, tu propia conciencia, tu propio sentir, ese que se cruza entre las otras personas y tú misma, en un barrio de maravillas, en la vida misma, entre Isabel y Elena, representación de cualquier intercambio de opiniones y sensaciones, que podría ser entre Isabel y Conxa, entre Gloria y Marga, entre Juanjo y Marina, entre Lupe y Mabel, entre Carlos y Neli, entre Teresa y Trini, entre cualquiera de nosotros… sobre esos puntos suspensivos que se quedan al final de cada frase, como invitando a otra reflexión más, a un final diferente, a imaginar lo no dicho, a continuar la historia, a divagar un poco más, a conocer a Rosa Chacel, con sus influencias Joyceianas, Proustianas e incluso Freudianas, y como no, Ortegagasetianas, así se unen filosofía, el tiempo, el yo, el entorno, el auto psicoanálisis, ese intento de comprender el mundo, y los sueños… la perspectiva del tiempo que ha de llegar, con que llenarlo, no hay nada bueno ni malo, solo la conciencia, la propia conciencia… esa que está siempre ahí, en cada palabra que pronunciamos, en cada acto que hacemos, en cada mirada… en todo. Así he visto la vida a través de los ojos de Rosa Chacel, con la que he divagado, disfrutado, analizado, compartido, coincidido y discrepado, en ese pedacito de Madrid, Barrio de Maravillas.

Que fue


No fue esa botella vacía
Ni esa noche loca
En la que nuestras bocas
Hicieron poesía
No fue mi apariencia de dama
Ni tu traje de vagabundo
Lo que nos conectó el alma
Sino algo más profundo
No fueron tus historias
Ni mi forma de mirarte
Ni las artes adivinatorias
Aunque si es cosa de arte
De tu música y tu guitarra
Acompañadas de tus palabras
De mis poesías y relatos
Que nos dibujan a trazos
Una combinación explosiva
Que nos mantiene vivos
Que nos inspira y motiva
A disfrutar de la vida
Sin motivos, sin razones
Solo seguimos nuestros corazones
A donde nos quieran llevar
Estamos en sus manos
Mientras nos amamos

Tu guitarra

La casa está vacía
Sigo tu rastro hasta la cama
Respiro tu aliento que aun remansa flotando a mi lado
Revolviendo las sábanas, como si estuvieras enredado
Es tu voz, que me llama
Al final del día

Salgo al salón a buscarte
Y ahí está ella, me mira, me muestra la garra
Envuelta en tu arte
Me atrapa, me llena, me calma, tu guitarra

Me transporta al ayer
Y también al mañana,
Porque aunque no te pueda ver
Sé que si abro la ventana,
Me harás estremecer
Desde esa ciudad lejana.

No, no te siento lejos
Estás a mi lado, o son tus reflejos
No importa, eres tú, lo sé,
Estoy segura, llámalo fe.
O no. Qué más da. Sólo te siento conmigo
Dentro de mí. Me haces cosquillas en mi ombligo.
Desde allí.
Hasta aquí.
Deshacemos el espacio y el tiempo.
Y  las reglas del universo
Que transformamos en versos

Desafiando al destino
Con una botella de vino
Abro el armario y veo tu ropa
Imagino un sombrero de copa
Donde hacer magia y verte
Conquistar a la suerte, para tenerte
A mi lado, y así te siento
Abrazado a mí a través de tu aliento.
Tu cuerpo está allí
Pero tu guitarra te trae hasta mi.