jueves, 18 de agosto de 2016

Mensaje sin palabras

En mis incursiones por los entresijos de los microrrelatos di con Diversidad Literaria, que con su amplio abanico de temas, me hizo diversificar mis ideas hacia otros confines. En este caso, sobre la primavera. Y con este microrrelato participé:

Un día la vi. Me encontré con sus ojos, esa mirada profunda, fija y penetrante, me relató una historia sin palabras. Una flor en su mano. La olió. Cerró los ojos para impregnarse de todo su aroma, y, al abrirlos, una suave brisa la desdibujó, dejando un pequeño rastro de aquel instante. Una flor marchita, sin fragancia, sin vida, difuminada en el paisaje, anunciaba el final de la primavera.

Y me sorprende la cantidad de situaciones que un mismo tema puede generar. Yo misma, hice varios relatos, cada uno, con la primavera implícita, y sobre circunstancias totalmente distintas, y curiosamente, en breves intervalos de tiempo. Lo que me muestra la gran cantidad de cosas que tenemos dentro, preparadas, dispuestas para salir a través de la mina de un lápiz hacia un papel cualquiera y plasmarse ahí para siempre, dondequiera que vaya a desembocar ese papel. Quizá vaya dirigido a una persona que ni conozca. Quizá simplemente sea un mensaje que yo misma tengo que leer en ese papel y de otra manera no reconocería. Hay tantas posibilidades como situaciones en el mundo. Ahora, este papel está aquí, en mi blog, lanzado a la virtualidad, al acceso de quien quiera navegar por mi entramado de páginas en red, sin espacio, sin tiempo, sin un lugar fijo, y al mismo tiempo ocupando todos los potenciales lugares.

La primavera, estación templada, llena de color, también tiene su fin y comienza un nuevo ciclo. La flor, protagonista de mi relato a través de una mujer, ha entregado todo su ser y su amor y ahora se dispone a integrarse nuevamente en el ciclo de la vida, a través de la muerte.

Firmado:
Una flor.


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