Imágenes obtenidas de Galeria Imprevisual. Exposición de Araceli Carrión. Inspiración de los textos y montaje de las imágenes expuestas, por mí misma, gracias a esta exposición.
Versión prosaica:
Hoy ha sido un día de esos en que
todo sale del revés. Cansada, agotada, exhausta, he recordado que había una
exposición en la Galería Imprevisual, Entropía, de Araceli Carrión y me he dado
permiso para perderme un rato por un lugar donde extraviar mi mente ruidosa y
dejarme llevar por el arte, en lugar de irme a casa y zambullirme en la cama sin
preámbulos.
Entro en la galería y nada más
ver los cuadros de Araceli me quedo atrapada. El título de la exposición,
Entropía, refleja mi propio estado, el caos, el desorden. Y según voy avanzando
en la obra, voy descubriendo aspectos de mi misma que no tenía presentes y algo
empieza a ordenarse en mi interior. No sé exactamente de dónde proviene ese
orden que empieza a apoderarse de mí.
La primera obra que veo se titula
“Caos”. Justo ahí algo se activa en algún lugar recóndito de mi mente, o quizá
de mi cuerpo, no lo sé, y como un espejo me devuelve una bofetada. Es un caos
lleno de vida, hay tanta simetría como irregularidad, hay tanta luz como oscuridad,
pasando por todos los tonos y formas, impactando en mi rostro, un calor interno
asciende desde mis entrañas hasta mi cabeza y se concentra en un punto. Y se
inicia todo. Comienzo a ver elementos rescatados de otros tiempos en esa
marabunta aglomerada. Y noto una ligera brisa por mi espalda que no proviene de
ese lugar agolpado de objetos, más bien ha sido un roce casi imperceptible que
el rastro de alguien ha dejado tras de mí, formando un conjunto perfecto,
diagrama que me invita a continuar la serie. La siguiente pintura aparece como
una plegaria ante mis ojos. Dejo mis miedos encerrados en esa jaula. Los miro
fijamente. Me abstraigo hasta que se difuminan y desaparecen cediendo el paso
al próximo lienzo, en una diástole sostenida, y observa cómo se despliega su
ser, a corazón abierto, en una entrega absoluta. Ya desde otro lugar, empieza a
sentirse como una niña y sonríe y la sobresalta una imagen, en la que el bien y el mal forman una sola
figura. Se reconoce. Empatiza tanto con la grandeza universal como con el
delirio profundo que se mece en los brazos de algún dios, un oxímoron perfecto,
en completa armonía, sin atisbos de imperfección. Como es arriba es abajo. La
simetría exacta lo envuelve todo.
Entonces se viste de gala y acoge en su regazo al caos que en un primer
momento la dejó abatida y lo usa para engalanar su vestimenta. Feliz, se
propone recorrer nuevos caminos en la dualidad de la vida, cuerpo y alma juntos
en un viaje a lo desconocido. Y al fin, el orden completo, todo encaja en su
lugar, lo grande y lo pequeño, como un puzle, donde lo aparente se confunde con
lo real, y lo absoluto con lo relativo, como la vida con la muerte, la belleza
con la fealdad, lo distinto con lo similar, un todo armónico. Fin del recorrido
entrópico. El miedo y el amor se unen y ya no hay distinción entre ellos, una
efigie se eleva con las dos caras superpuestas. Los ojos del amor tranquilizan
al miedo y los ojos del miedo serenan los arrebatos del amor.
Salgo a la puerta a respirar un
poco de aire y entonces, lo veo. Era su brisa la que recorrió mi espalda. Su
piel la que rozó mis pensamientos. Sus manos las que tocaron mi corazón. Su
boca la que ahora, se choca contra la mía.
Versión poética:
Desorden, caos desordenado,
entrópico, atípico, o típicamente atópico.
Caos que se amontona, que se
agolpa, caos, desorden amontonado.
Ruegos, plegarias, para que este
caos atópico desaparezca, que se vaya,
Orden, quiero orden, ofrendo mis
miedos al caos, al dios del caos, los dejo,
Los miro, los dejo, encerrados en
esa jaula, adiós, se disuelven, los miedos.
Movimiento, palpitación, un
corazón, en diástole sostenida, se relaja,
Esperanzas, ilusiones,
perfecciones imperfectas, armonizadas, realzadas, vivas.
Una niña, juega, ríe, canta, una
niña que vive, que juega, ilusionada,
Mujer y niña integradas en la
dualidad, grande y pequeño, ilusión y realidad,
Un vestido de fiesta, celebración
dual, caos y orden, desorden y paz, unidad,
Vida y muerte, sueño, sueño
profundo, despertar al mundo, perfección y orden,
En el desorden.