martes, 21 de marzo de 2017

INSTRUCCIONES PARA FREIR UN HUEVO

Plagio a Cortázar (Dios me perdone)



Es importante sentir una ligera sensación en el estómago antes de proceder con las instrucciones siguientes. Generalmente esa sensación suele llamarse hambre, pero también puede ser simplemente la necesidad de saciar un capricho de satisfacer el gusto de saborear este delicioso plato, porque sí.
En primer lugar, y una vez llegada la sensación anteriormente mencionada, es necesario comprobar que se dispone de, al menos, un huevo por comensal. En el caso de estar solo será suficiente con uno o dos huevos. En caso de no disponer de huevos, habrá que ir a la huevería a por ellos. En casos extremos, donde la urgencia prevalezca, y sea costoso, en tiempo sobre todo, desplazarse al lugar indicado, se sugiere pedir prestado el huevo al vecino (para ello seguir las instrucciones de cómo pedir prestado al vecino alimentos u otros menesteres con carácter urgente, que lo podrán encontrar en la sección de emergencias del manual de instrucciones que tiene entre manos).

Una vez tengamos el huevo a nuestra disposición, nos dispondremos a realizar los siguientes pasos:

·       Colocará sobre el fogón una sartén del tamaño adecuado al huevo. Es importante que no sea demasiado grande ni demasiado pequeña para que el huevo quede perfectamente encajado y cubierto con el aceite caliente.

·       Encenderá el fogón una vez depositada la sartén sobre él. Para ello es conveniente seguir las instrucciones del fabricante, o en caso de tener experiencia y conocer el funcionamiento a la perfección, por haberlo hecho usar en repetidas ocasiones, seguir el instinto inconsciente que le hará encender el fuego, o la placa eléctrica, según su caso.

·       Inmediatamente, y sin perder tiempo, echar un chorro de aceite virgen extra de oliva sobre el fondo de la sartén, de manera que quede totalmente cubierto por el aceite y sirva de pequeña balsa al huevo que posteriormente pondremos sobre él.

·       Dejaremos que el aceite se caliente durante un minuto aproximadamente, momento en que parecerá que comience a salir un pequeño rastro de humo, signo inequívoco de que debemos proceder de manera extremadamente urgente en depositar el huevo sobre el aceite caliente, antes de que la temperatura del aceite alcance grados demasiado elevados e incurramos en un peligro de salpicaduras y quemaduras y el consiguiente riesgo de no poder disfrutar del plato que previamente hemos deseado para saciar nuestros deseos estomacales y gustativos.

·       Cogemos cuidadosamente el huevo con una mano, puesto que es un alimento delicado, y en caso de opresión excesiva, puede romperse y estallar en el vacío, no llegando a su destino. Le daremos un pequeño golpe en el borde de algún objeto, pudiendo utilizar para ello la propia bancada de la cocina. Se recomienda no utilizar la sartén con el aceite prácticamente hirviendo ya, si uno no ha agilizado el proceso que nos ocupa, por exceder los límites del peligro.

·       Hay que tener especial agilidad en posicionar el huevo encima de la sartén, una vez efectuado el golpe, puesto que, al abrirse la cáscara, caerá desplomado el huevo, que consta de dos partes, clara y yema.

·       En caso de no ser cuidadosos, la yema puede sufrir desperfectos y quedaría mezclada con la clara, con lo que pasaríamos a realizar otra receta que no es la que nos ocupa, siendo el resultado un revuelto en lugar de un huevo frito, que si bien resulta también delicioso, no ofrece las mismas características que la receta en cuestión.

·       Si hemos realizado el proceso anterior correctamente, el huevo habrá caído sobre el aceite bien caliente y empezará a coger un color blanquecino en la parte de fuera, manteniendo un amarillo anaranjado fuerte en la parte central, que estará más abultada.

·       Se sugiere ayudarnos con una paleta para salpicar todo el huevo con el aceite que hay alrededor y así dorarlo al gusto.

·       Cuando los bordes de la parte blanquecina, llamada comúnmente clara, empiecen a convertirse en un hilito ligeramente marrón dorado, es el momento de sacar el huevo de la sartén y depositarlo en un plato.

·      Para ello utilizaremos la paleta anterior y la pasaremos cuidadosamente por debajo del huevo.

·      Cuando el huevo esté perfectamente encajado en la paleta es el momento de desplazarlo y colocarlo en el plato.

·       Pondremos una pizca de sal sobre el huevo para potenciar su sabor.

·       Se acompañará de un trozo de pan para poder mojar la parte anaranjada, llamada comúnmente yema, que es la parte más jugosa, y que combinada con la miga de pan, provoca efectos de puro placer cuando lo introducimos en la boca y procedemos a masticar y mezclar con los jugos salivares.

·      Repetiremos el proceso hasta que no quede ni rastro de clara ni yema en el plato.



En caso de haber pedido prestado el huevo al vecino, lo tendremos en cuenta para devolvérselo en cuanto logremos ir a la huevería y abastecernos de suficientes huevos para los próximos días, último paso del procedimiento de pedir prestado al vecino cualquier alimento de manera urgente. Es importante este punto, para, en el caso de volver a necesitar algún otro alimento, y no disponer de él, nuestro vecino se muestre benevolente y nos lo preste sin resquemor alguno, cosa que pondría en riesgo absoluto un futuro plato que nos apetezca y no hayamos previsto en nuestra lista de la compra.

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