-Montaña primera-
Lo conocí en uno de esos programas de contactos, me sugirió
contestar a su mensaje si me apetecía, después de halagar mi perfil, ese lugar
en el que todos ponemos las cosas que más nos enorgullecen de nosotros mismos,
aunque sean malas, a veces somos capaces de sentirnos de lo más satisfechos con
alguna cualidad nuestra que más bien sería un defecto, que no lo queremos ver
así, quizá porque en algún momento nos ha servido de algo, un ascenso,
protagonismo en una reunión de amigos, cualquier cosa que nos haya hecho
sentirnos volar, es decir, ir más allá de lo que nos hubiésemos imaginado, y
entonces, en ese perfil, lo ponemos esperando que algo así suceda otra vez, y
sucede, siempre sucede que alguien lo ve interesante, y se pregunta qué podría pasar
si ese defecto pudiera tenerlo entre las manos, moldearlo, amasarlo, y si
llegado el momento no es lo que esperaba, aplastarlo, pero eso ocurre en la
imaginación, es un pensamiento fugaz que se mece y solo aparece en los
instantes en los que el balancín cruza una línea, pero el balancín va y viene,
y la línea está ahí, esperando que llegue, y entonces, entre idas y venidas
llega la contestación, y ese pensamiento se transforma, llega nueva información
que provoca una metamorfosis, como esa mariposa azul que tienes en tu perfil, y, sorprendentemente, cuando estabas casi a punto de
aplastarlo, el defecto claro, pues la historia se estaba forjando en un
universo paralelo, donde la cita ya se había producido, y te estaba sacando de
quicio, pero ahora no, ahora todo es diferente, una nueva palabra, en un idioma
que no entiendes, aunque sepas hablar muchos, ya que has dedicado muchos años a
aprender varias lenguas en un intento de entender el mundo, pero ahora te
encuentras con un lenguaje desconocido, que no tiene reglas gramaticales, y te
lanzas a esa aventura, como una más de tu vida, pero no lo es, subes a una
montaña, con esa chica del programa, sabes que algo está ocurriendo, un águila os visita, justo después de que tú la nombraras, os anuncia algo, no lo
entiendes, ella tampoco, pero estáis bien, mejor de lo que esperabais, quizá
porque después de todo, dejasteis ambos las expectativas a un lado y
preferisteis ser vosotros mismos, sin pretender subir demasiado, ya estabais en
la cima de esa montaña, donde tú has ido tantas veces, donde has soñado y compuesto poemas, proyectando al futuro esos anhelos, sin darte cuenta has
mostrado una parte de ti a una desconocida, a la que has estado a punto de
aplastarle un defecto, que ahora no ves, porque la ves a ella, ahí sentada en
esa piedra, hablando de cosas que de verdad te interesan, y piensas, qué
suerte, pero todavía no sabes que ella piensa lo mismo, no es fácil encontrar a
alguien que te comprenda tan bien, y que además lo haga en varios dialectos,
ella se asombra, las últimas experiencias en las que una flecha ha intentado
conquistarla han sido demasiado deprimentes, frases traspasando su cuerpo,
directas como un puñal, y para despejar dudas, fotos que franqueaban la frontera
del erotismo, pasando a ser pura pornografía, llegó a sentir asco, quiso
rescatar una esperanza, sacada del abismo, de lo más hondo, y ahí está ahora,
en lo alto, no toca el cielo porque tiene miedo, no quiere estropear lo que
parece ser perfecto, a él le sucede algo similar, y se despiden después de
haber pasado siete horas juntos con la sensación de haber tomado un café
rápido, queréis que suceda algo más, pero, no sé, quizá es pronto, precipitarse
no es lo mejor, piensa ella, ha tenido alguna experiencia demasiado impulsiva,
no muchas, no es algo que le guste, lo detesta, pero ha tenido que hacerlo para
abrir un camino que estaba lleno de ramas, como un bosque salvaje, como en esa
bajada de la montaña, y después de apartar arbustos y espinas, ha aparecido un
sendero, y ahí estás tú, para darle la mano, para ayudarla a bajar y caminar
por la vida, no se sabe cuánto tiempo, el futuro no existe, y ahora lo que
importa es que habéis llegado hasta aquí, y que os veréis otro día, pero no
podéis reprimir ciertas cosas que suceden por ahí dentro, que os están
devorando las entrañas, y en la impaciencia, empezáis a soltar palabras
esparcidas por mensajes de WhatsApp, escritas, escribir es más fácil, pero
cuidado, esa herramienta que quiere facilitar la comunicación, acercar las
personas, no se sabe muy bien si lo hace o no, porque a veces sucede lo
contrario, y malentendiendo emoticonos y signos de interrogación, se
tergiversan conversaciones que van a parar a la basura, pero no es el caso que nos ocupa, porque el
lenguaje que estáis hablando os acerca, hay algo que os conecta, que os
facilita la comprensión, son como notas musicales, tú entiendes bien de esto,
la música y tú os conocéis desde siempre, y sabes interpretarla,
descodificarla, y esa traducción de notas musicales lo que os provoca es quedar
otra vez, querríais que fuese ya, pero no puede ser, y la cita llega por fin,
ya no iréis a la cima, estaréis en un lugar íntimo, donde poder practicar esos
signos universales, y comprobar si realmente estáis en lo cierto, si eso que
sentíais ahí en lo alto, lo sentís también a ras de suelo, y lo es, sucede,
vuestras bocas pierden el poder de hablar porque necesitan decirse otras cosas,
entremezclar saliva, unir fluidos, tocaros con las manos y con los ojos, hacer
realidad vuestra imaginación, que días atrás ha ido fluyendo por vuestras
mentes, generando necesidades físicas que inexorablemente se materializan,
pasan de un espacio inescrutable a este mismo, aquí, ahora, como ese libro que
estás leyendo y que ella tiene también en su estantería, sois como unos cromos
repetidos, pero no iguales, porque tu vida han sido las letras, la suya, los
números, pero ella sabe, lo sabe muy bien, que las letras son su vida, las
necesita como el aire para respirar, de eso se dio cuenta hace poco más de un
año, quizá un año y medio, cuando alguien vino a su vida para mostrarle un
camino, pensó en el amor, y amó las letras como a nada en el mundo, rescató de
su pasado proyectos, y los ha estado soñando, porque en el fondo sabe que los
sueños se pueden convertir en realidad, y ahora lo está comprobando, y tú estás
ahí para darle veracidad a sus sueños, para hacerla volar, para hablarle en
otros idiomas que ella no entiende, pero te mira y eso es suficiente, después
de esa noche que pasáis juntos, vendrán más, las que deseéis, tenéis las
herramientas para descifrar los mensajes, idiomas, música, números, signos, letras, sólo
es cuestión de ir encajándolas como un puzzle para darle sentido a todo, porque
en vuestras manos está crear vuestra vida, darle forma como a una escultura de
arcilla, barro que está a vuestra disposición, tierra y agua, no es casual que
tú seas virgo y ella escorpio, nada es casual, vuestra mezcla es para crear
bellas formas, podéis hacerlo o no, es vuestra elección, habéis quedado otra
vez, lo deseas, ella también, veréis felices sueños, en italiano, el idioma del
amor, ese que utilizáis a menudo, que de alguna manera os vincula aún más,
sigues pensando en las casualidades, pero el destino os ha puesto demasiadas
juntas para creer en ellas, tampoco crees en el destino, pero él ha sido el
responsable de esto, de que un día enviaras un mensaje a esta chica, tentándola
a visitar tu perfil y a contestar, sólo si lo deseaba, y eso fue suficiente
para que ella, pudiera decidir desde el corazón, dejando la razón a un lado,
para utilizarla sólo en caso necesario, ahora ya no lo es, ahora todo es cuestión de ser como esa mariposa azul.
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