V.1. Obsesión
De un certero bocado, le arrebató el pincel. No le importó lo más mínimo. Se había empeñado en darle color a ese lienzo y no sabía por dónde empezar. Cogió la paleta con fuerza y la estampó en ese cuadro en blanco. Sus manos se abalanzaron sobre esa gran mancha y esparcieron los colores sin dejar ni un espacio libre. Ni una rendija por la que respirar. Tapó cada agujero. Se quedó sin luz. Sin aire. Fue su primera y su última obra. A partir de entonces, todo discurrió en blanco y negro.
V.2. Sueño profundo
De un certero bocado, le arrebató el pincel. Se despertó sobresaltada. El animal se había abalanzado ferozmente contra ella, y sólo se llevó el dichoso pincel. Intentó recordar qué había pintado. Nada. Cerró los ojos. Se sumergió en el sueño. Se situó frente al cuadro. Vio un retrato de una mujer que estaba, a su vez, mezclando colores sobre una tela. Algo la alertó. Su mano no estaba. Un gran trazo rojo la envolvía. Al fondo, un animal huía. Nuevamente otra sacudida. Ahora no tenía nada que ofrecer. Quiso despertar. No consiguió hacerlo antes que él saltara sobre ella. Despertó envuelta sobre un gran trazo rojo.
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